martes, 4 de octubre de 2011

Ni princesa ni reina




Érase una vez una chica, como cualquier otra en el mundo, de corta edad, que tenía una barriga prominente debido a su embarazo, que sentía el rechazo de la sociedad por sus actos, que tenía que dejar probablemente sus estudios para cuidar a su hijo.


Un día, se subió a un bus, portando el uniforme de su colegio, y como es costumbre a las horas pico, la gente sale de sus trabajos para irse a su casa tomando buses que van muy llenos, tanto que se podría decir que no se suben personas al transporte público,sino, que entran sardinas a una lata. Entonces ella estando en la condición física que estaba decidió quedarse parada, o mas bien, nadie le cedió el asiento, ya que para alguien promedio, era simplemente una chica más que subía a un transporte público con un fin similar al de todos los de ahí presentes: llegar a otro lugar.

Pero para un buen observador, no era una simple chica, era una persona que portaba vida en su interior  y que no se consideraba ni una princesa ni una reina, que no se consideraba o no quería hacerlo por presión de la sociedad en que vivía.

Sus ojos delataban el anhelo de volver al pasado, de poder encontrar en ese bus alguien que quiera escucharla, que sepa comprenderla, que no la haga sentir excluida, por lo que se limitó a quedarse de pie, esperando algún día, tener una sociedad utópica donde la aceptaran y no la juzgarán por aquella decisión que optó, o le tocó optar.

Y así llego a su destino y continuó con su vida, atravesando obstáculos que tuvo que superarlos.

Fin