Una noche como cualquier
otra, descansa sobre su cama Ariana, de grandes ojos y labios finos. Intenta
dormir, sufre de insomnio y quedando en ese estado en el que uno, no se
encuentra ni dormido, ni despierto, cuatro criaturas se encuentran sobre su
cama.
Una de ellas se acerca
tentativamente a su oreja, pues Ariana le cubre su edredón por completo, espera
un momento y susurra su nombre con una voz melodiosa y a la vez macabra.
Ariana al escuchar su nombre,
abre repentinamente sus ojos y se encuentra inmovilizada, no por el terror,
sino porque dos de aquellas criaturas se encuentran sobre Ariana, quien a pesar
que no puede verlas, en su mente sabe exactamente como son.
Tienen veinte centímetros de longitud, con orejas
largas y puntiagudas, sus
extremidades son como las de un humano,
proporcionales a su medida, sus ojos son dos esferas blancas con una diminuta
pupila y su boca, grande con colmillos llenos de sangre. Su nariz son dos
orificios, cuerpo color piel como si anduvieran desnudos y al caminar presentan
una joroba.
Se oyen cuatro voces recorrer la habitación, de las cuales dos se escuchan que están sobre Ariana y las dos sobrantes, a la izquierda y derecha de su cama.
Cruzan murmullos, sin embargo, no son entendibles al oído humano. Sea cual sea la decisión que estén llevando a cabo, le preocupa a la chica.
-Ven, te esperamos- le comunicaron.
-Hasta puede ser divertido- dijo otro.
Ante la inminente invitación, Ariana permanecía paralizada tanto por el miedo como por la presión que ejercían sobre ella, con todo, de algo estaba segura y era de no aceptar su invitación, aunque la curiosidad le dijera que sí.
De repente, la habitación se llenó con un resplandor azul y apareció una mujer con un largo vestido azul, de frondosa cabellera. Se sentó a lado de Ariana y dulcemente acarició sus cabellos.
-¿Mamá?
-No soy tu mamá- le dijo cariñosamente
-¿Mamá?
-No soy ella.
-¿Entonces quién eres?
-Soy alguien que te cuida y protege.
-Por eso, eres mi mamá o algo similar.
-Esta bien, llámame así, si tú lo deseas.
La mujer continuó
acariciándole el cabello, mientras que Ariana, tenía formuladas muchas
preguntas y dudas en su cabeza, pero no las decía por miedo a las cuatro
criaturas.
Hubo un largo silencio y
justo cuando Ariana pensaba en manifestarse, una de las criaturas habló.
-¿Qué haces aquí? ¡Vete!
-Estaba de paso y decidí
entrar- respondió la mujer
- ¡Nosotros llegamos primero!
¡LARGO!
-Lo siento, pero no me voy a
ir de aquí.
- ¡Estás arruinando todo!
Entonces a punto de refutar
algo más, la voz de la criatura se oyó entrecortada, como si alguien le hubiera
hecho una seña de que guarde el secreto. Luego de esta confusión, la criatura,
quien debía ser el líder o algo así, se manifestó de nuevo:
-Esta bien, esta vez tú
ganas, nosotros ya nos vamos.
¿Ganar?
¿A qué se referían con eso?, acaso es posible que ¿sea un premio?, tan solo soy
una chica normal – pensó Ariana para sus
adentros.
En el momento exacto en que
Ariana dejó de pensar, la mujer le dirigió la palabra.
-Fue muy sabio de tu parte no
haberte destapado, ni haberles hecho caso.
Ariana estaba siendo halagada
por su acto de cobardía. La mujer prosiguió acariciándole el cabello y poco a
poco, la chica fue quedando dormida.
A la mañana siguiente, al
despertar, la joven lo primero que hizo fue cerciorarse de que había recuperado
la movilidad de todo su cuerpo. Fue un gran alivio darse cuenta que estaba sola
y que no le había pasado nada grave al respecto.
Sin duda, ahora la gran
interrogante de esta pequeña, era determinar si lo vivido en la noche fue un
mal sueño producto de su subconsciente o fue real.
Analizando los hechos,
Ariana, comprendía que estaba casi dormida cuando todo comenzó, mas aún, estaba
segura que cuando pronunciaron su nombre, ella anduvo total y completamente
despierta.
Muchas veces, en el pasado,
había escuchado historias de criaturas, fantasmas, seres del más allá, sucesos
que habían ocurrido a un grupo escaso de personas, mas, lo que no lograba
entender era ¿por qué le había sucedido a ella?, pues consideraba que a cada
una de aquellas personas, les había ocurrido porque tenían algo especial o
simplemente eran muy arriesgadas al jugar con el mundo de los espíritus.
En clases, Ariana relató lo
acontecido a sus amigos, quienes no le creyeron y le dijeron que solo fue una
pesadilla, resultado de la muerte de su pequeño cachorro.
-Está bien, solo fue un
sueño- se convenció Ariana.
Las noches siguientes, a
pesar de haberse convencido que era un sueño, Ariana no podía dormir, pensando,
esperando, ¿cuándo volverían a aparecer?
Parecía que su habitación era
el lugar predestinado para esos encuentros, así que a la hora de dormir dejaba
la luz encendida como precaución o quizá como una medida para que no volvieran
a aparecer.
Varias noches más adelante,
Ariana, que había vivido en un estado paranoico, se relajó. Dejó todo al pasado
y se convenció que tan solo fue una pesadilla.
Pero no imaginaba la serie de
sucesos que le iban a ocurrir.
Una noche de invierno, al
despertarse para ir al baño, encontró algo muy peculiar. Había personas que
subían y bajaban las gradas de su casa, todas ellas portando maletines, aunque
no eran personas normales ya que lucían algo translúcidas y al parecer no se
percataban para nada de la presencia de Ariana, es más, una de ellas le
atravesó y se alejó. Su casa, parecía uno de esos edificios de oficinas donde
la gente está en constante movimiento.
-No es verdad, es un sueño-
se dijo Ariana y volvió a dormir.
La noche siguiente, la chica
de esta historia, se había hecho tarde, mirando una película en la tele y
bajaba a su habitación 3:00 am, cansada y somnolienta.
A penas ingresó a su
habitación, fue directo a su cama y fue aquí que ni bien cerrado los ojos,
alguien se sentó sobre ella. La misma situación que al inicio, Ariana llevaba
el edredón hasta el tope de su cabeza, por
lo que no pudo observar nada y así pudiera, no quería hacerlo.
Era un niño de ocho años de
edad el que yacía sentado sobre Ariana, contemplándola, hasta que se cansó y se
fue, en ese instante la joven permanecía dormida, ya que era su única solución,
dormir y al despertar ya no encontrar
nada.
Luego de lo acontecido,
Ariana volvió a replantearse la idea de que fue real, cavilaba el asunto, pero
no tardaba en distraerse y olvidarlo todo.
Ariana estaba dispuesta a llegar al fin de todo este asunto, así que una noche
cualquiera, decidió despertarse a media noche, consciente en la oscuridad que
le abrumaba. Empezó a recorrer mentalmente su habitación, tomando conciencia de
donde se ubicaban los objetos regados que aquel lugar.
Cuando de repente, se cayó
una caja, sin embargo, Ariana no tenía cajas en su habitación y menos aún en el armario de donde provino el sonido. Unos segundos
después, como si se hubiera abierto un portal, sintió como si algo hubiera salido de ahí, algo con forma humana, del porte de un chico. Ella sintió como se quedó parado observándola, mientras fingía que estaba dormida. ¿Podría el saber que Ariana estaba fingiendo? Parecía que sí, porque empezó a aproximarse a la cama, se sentó en un costado y permaneció ahí un rato, por alguna razón Ariana presentía que iba a descubrir le, a quitarle la sábana y consumirla. Así que lentamente, se giró en posición fetal y agarró las sábanas con sus manos, siempre cubriéndole el rostro. Pero esto fue un detonante para aquel algo, porque empezó a jalonear las cobijas, sin embargo, las sábanas no caían debido a que Ariana las sostenía con toda su fuerza, su corazón estaba a mil.
A ratos paraba ese algo y Ariana no bajaba la guardia, pero sí daba un respiro ya que era muy fuerte, y como de imprevisto volvía a tironear las sábanas. Su corazón se le iba a salir de tanta adrenalina, Ariana estaba por rendirse, sus fuerzas se agotaban, cuando recordó que si bien se despertó a la media noche, pasó un largo tiempo hasta que se viera envuelta en esta situación por lo que dedujo que ya mismo eran las 6 am, hora en la cual amanecía y entraba luz por su gran ventana, y que si es cierto, esas criaturas solo aparecen en la noche. A más de contar con que su abuelito, un ex militar, tenía la costumbre de despertarse a las 6 en punto todos los fines de semana, y de vez en cuando revisar el cuarto de su nieta y despertarla.
Tenía que hacer un esfuerzo Ariana, sus manos estaban a punto de ceder, su ser empezó a resignarse a ser trasladado a ese portal extraño, sus ojos permanecían cerrados, negándose a observar a ese algo, su corazón empezaba a latir más lento diciéndole que era el fin. ¡ Cuán largo se hacían los minutos para que amanezca!
Seguía el intenso jaloneo, y Ariana se lamentaba no poderse despedir de su hermosa familia a pesar de los malos momentos, cuando sintió un rayo de luz en la habitación y abrió los ojos para cerciorarse. ¡ Había amanecido! Sin embargo, podía ser el momento perfecto en que el algo se mostrara ante Ariana al estar ella descuidada, pero lo que pasó fue tan repentino, sintió como se desvaneció, como dejaba de tirar las cobijas, como de pronto entró en paz su habitación y agudizando su oído esperando escuchar pasos del algo listo para sorprenderla, no oyó nada más que las pisadas de su abuelito recorriendo el pasillo.
Sabía que con esto era el fin de todo lo sucedido, ella había ganado¿Pero a quién?¿Y por qué quería hacerle todo esto?
Desde el techo miraba la mujer de azul, ya no era la misma de antes, molesta porque su secuaz no cumplió la misión. Mirando como Ariana se salvaba y descansaba tranquila, mientras que en la mente de la mujer de azul, se decía:
-Tienes suerte esta vez Ariana, pero volveré y hasta mientras planearé todo con cuidado para que no te puedas salvar... ¡Muajajaja!
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